La obesidad es una enfermedad crónica que ha aumentado en las últimas décadas y que conlleva un mayor riesgo de desarrollar otras patologías, según informa el sitio web “Over Karma”.

El sedentarismo y la ingesta calórica excesiva son factores que contribuyen a la obesidad, siendo ésta una de las principales causas de diabetes tipo 2 y varios tipos de cáncer. Además, más de 200 complicaciones se atribuyen a esta enfermedad.

Pero no solo la salud física se ve afectada por la obesidad, también tiene un impacto negativo en la salud mental de los pacientes. Los estigmas y prejuicios hacia las personas con obesidad influyen en su calidad de vida, exacerbando los problemas de autoestima y generando una discriminación social injusta.

Se sabe que la obesidad se produce por una alteración en la regulación del apetito y del funcionamiento de la grasa, por lo que la dieta y el ejercicio no son suficientes para tratarla a largo plazo. Es necesario implementar un enfoque multidisciplinario en su tratamiento, con el fin de abordar las diversas dimensiones de esta enfermedad.

En este sentido, es fundamental mejorar el acceso a recursos terapéuticos que permitan tratar la obesidad de manera personalizada. Los pacientes con obesidad necesitan ser tratados como pacientes con otras enfermedades crónicas, garantizando una atención integral y de calidad.

En resumen, la obesidad es una enfermedad crónica que afecta no solo la salud física, sino también la salud mental de los pacientes. Su tratamiento requiere de un enfoque multidisciplinario y el acceso a recursos terapéuticos personalizados. Es necesario combatir los estigmas y prejuicios hacia las personas con obesidad para mejorar su calidad de vida.