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El sector agrícola es el mayor empleador de la mano de obra de Camerún, empleando más del 70% de la mano de obra y el 90% de la mano de obra rural. Sin embargo, aporta solo el 15% del ingreso nacional del país.

El sector enfrenta diversos desafíos que dificultan su rápido crecimiento y aporte significativo al desarrollo del país. Estos incluyen los efectos de la crisis climática, la degradación del suelo, el acceso limitado a la tierra, las altas pérdidas poscosecha, la competencia por recursos limitados y la falta de acceso a financiamiento, insumos y mercados sostenibles, entre otros.

Los pequeños agricultores (SHF), el grupo más grande de productores de alimentos, que representan el 80 por ciento del consumo de alimentos del país, son los más afectados. Estos desafíos, que afectan de manera desproporcionada a las pequeñas agricultoras, se ven agravados por los efectos a largo plazo de la pandemia de COVID19 y la creciente inseguridad que provoca el desplazamiento interno y la afluencia de refugiados de Nigeria y la República Centroafricana. La crisis de Ucrania también ha exacerbado la vulnerabilidad de los pequeños agricultores, ya que el aumento de los insumos y combustibles agrícolas conduce a mayores costos de producción de alimentos, lo que puede exacerbar la inseguridad alimentaria a nivel nacional y familiar.

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