Iñigo Urkullu anuncia que no se presentará a las elecciones como candidato a lehendakari por cuarta vez consecutiva. Esta decisión, aunque sorprendente, ya había sido comunicada por la dirección del PNV antes de que Urkullu hiciera el anuncio oficial.

El Gobierno vasco bajo la dirección de Urkullu ha experimentado un desgaste en los servicios públicos y en la imagen del lehendakari. A pesar de esto, Urkullu logró liderar importantes iniciativas, como el reconocimiento a las víctimas del terrorismo y la colaboración en el desarme de ETA.

El PNV ha enfrentado desafíos importantes en los últimos años, ya que EH-Bildu ha igualado al partido en votos en elecciones municipales, forales y generales. Además, el PNV ha tenido dificultades para atraer al electorado joven y busca renovar su imagen para competir en modernidad y juventud.

Durante su mandato, Urkullu mantuvo buenas relaciones con los gobiernos de Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. Sin embargo, fracasó en su intento de mediar entre Rajoy y Puigdemont durante el conflicto catalán.

Con la salida de Urkullu, el PNV enfrenta ahora el desafío de mantenerse en los mismos parámetros políticos sin su carismático líder. El partido busca renovarse y competir en modernidad para atraer a más votantes.

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