(AFP) – Un jubilado en España lanzó una campaña para revisar los servicios de banca digital de su país después de encontrar un mal servicio al cliente en el banco.
Para Carlos San Juan, el punto de inflexión fue un incidente en un cajero automático en el que el personal del banco “se negó categóricamente a salir a ayudar” y no lo dejó entrar porque no tenía una cita.
El urólogo jubilado de Valencia fue entonces a su casa a escribir un manifiesto titulado “Soy un viejo, no un idiota”, firmado originalmente por unos 100 amigos y conocidos en diciembre.
Tocó una fibra sensible, llegó rápidamente a la plataforma en línea Change.org, obtuvo el apoyo de casi 650,000 firmas y fue remitido a las autoridades.
Esa es la presión cuando las tres principales asociaciones bancarias de España firmaron recientemente un acuerdo en presencia de la ministra de Economía, Nadia Calvino, comprometiéndose a mejorar el servicio al cliente para las personas mayores.
La Asociación Española de Banca (AEB) ha señalado que las sucursales bancarias “ampliarán el horario de apertura de los servicios de ventanilla”, “se dará prioridad a las personas mayores” y que “los cajeros automáticos, las aplicaciones bancarias y las páginas web tendrán interfaces y lenguaje simplificados”. Signatario.
San Juan espera que la medida acabe con “la situación de los que todavía tienen cuentas bancarias” y de los adultos mayores con problemas de movilidad que tienen que hacer cola en sillas de ruedas, con andadores o bastones y que tienen que “seguir viniendo” para ver Empleados bancarios cara a cara.
“Tengo la enfermedad de Parkinson”, dijo el simpático y elocuente hombre de 78 años, que suele ir al banco cuando hay menos gente porque necesita más tiempo.
Dijo que necesitaba mostrar paciencia con alguien de su edad. “Podríamos aprender algo hoy y olvidarlo dos días después”. Las personas mayores definitivamente no están en contra de la digitalización. “Llegó para quedarse”, dijo, y agregó que todo lo que querían era una “transición más humana” hacia el futuro.
El presidente de la AEB, Jose María Roldan, está de acuerdo.
“San Juan nos hizo darnos cuenta a todos de que debemos cuidar a los que no pueden caminar tan rápido y a los que siempre necesitan ayuda debido a sus circunstancias personales”, dijo en la ceremonia de firma.
Desde la crisis financiera de 2008, el número de sucursales en el sector bancario español se ha reducido a la mitad a unas 20.000, con casi el 40% de los puestos de trabajo eliminados: 172.000 empleados en la actualidad, según el Banco Central Europeo.
Cada sucursal tiene un promedio de 8 empleados, en comparación con un promedio de 12,5 en la vecina Francia, que tiene 402.000 empleados y 32.000 sucursales.
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