El destructor USS Carney de la marina de EE UU, atraviesa el Bósforo en Turquía durante el año 2019, ha tenido una destacada participación en el mar Rojo recientemente. Según informes del Pentágono, el buque interceptó tres misiles de crucero y varios drones lanzados por rebeldes Huthí desde Yemen.

Las autoridades estadounidenses creen que los proyectiles podrían haber tenido como objetivo Israel, lo que demuestra la creciente amenaza que representa la situación en Oriente Próximo. Afortunadamente, no se han reportado heridos durante el ataque.

Este incidente es un claro ejemplo de la arquitectura integrada de defensa en la región. Las fuerzas estadounidenses se mantienen en estado de alerta ante posibles actividades de Irán, ya que ha habido un aumento de los ataques con drones contra posiciones estadounidenses en la zona.

En respuesta a estas amenazas, Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en la región. Además de bases militares estratégicas, se ha desplegado al mayor portaaviones, el Gerald Ford, en el Mediterráneo oriental, y se espera que se una un segundo portaaviones, el Dwight Eisenhower.

Además, una unidad de 2.200 infantes de Marina ha sido desplazada a la región para mejorar la seguridad y la capacidad de respuesta ante posibles ataques. El Departamento de Defensa también ha puesto en alerta a 2.000 soldados, quienes podrían ser trasladados a Oriente Próximo en un plazo de 24 horas.

Estas acciones reflejan el compromiso de Estados Unidos en la defensa de sus aliados y el mantenimiento de la estabilidad en la región. Con una presencia militar reforzada y una constante vigilancia, se espera que se disuadan futuros actos hostiles y se proteja la seguridad de la zona.

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En resumen, el USS Carney ha demostrado su valía al interceptar misiles y drones en el mar Rojo. Estados Unidos se mantiene alerta frente a las actividades de Irán y ha reforzado su presencia militar en la región. La defensa de los aliados y la seguridad de la región son prioridades para las fuerzas estadounidenses.