Telefónica Brasil está estudiando la creación de una asociación para la construcción de una red de fibra óptica “neutral e independiente” para el mercado mayorista brasileño, que espera que esté operativa en 2021 y en cuyo capital esté abierto para ingresar socios o inversores. . Se trataría de replicar en el país sudamericano el modelo de Telxius, filial de torres de telefonía móvil y antenas con el capital mayoritario de Telefónica (50.01%) pero también involucrando el fondo KKR (40%) y Pontegadea (9.99% ), a la compañía de Amancio Ortega.

La multinacional española anunció este miércoles que la creación de este “vehículo de inversión” es parte de la estrategia global que está desarrollando el sector de telecomunicaciones y apunta a expandir su presencia en la red de fibra óptica para el hogar (FTTH) en el país, según una declaración al regulador brasileño,

El proyecto consiste en llevar la red de fibra al hogar (FFTH) a nuevas ubicaciones, principalmente ciudades medianas, a través de un modelo que requiere menos inversión para Telefónica Brasil y que captura valor a través de la integración de terceros inversores. De esta forma, Vivo, la marca con la que opera el grupo español en Brasil, gestionará todo lo relacionado con la relación con el cliente y pagará a esta nueva filial por el uso de su red de fibra. La red móvil no se integraría en la nueva compañía, ya que, de hecho, Telefónica está transfiriendo estos activos a Telxius.

Telefónica Brasil integraría 1,1 millones de líneas de unidades inmobiliarias, de los más de 14 millones que actualmente ha desplegado en el país. Él predice que esta nueva subsidiaria de fibra llegará a 4.2 millones de hogares en 2022 y superará los cinco millones en 2024.

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Caída de ingresos y contribuciones

La empresa española intenta valorar estas infraestructuras para impulsar la empresa, impulsada por un complicado rendimiento comercial con la caída de los ingresos en casi todas sus filiales, agravada por la crisis causada por la pandemia de coronavirus y con la acción que raya en mínimos históricos (3,82 euros a al cierre de este miércoles). Al igual que otros grandes operadores como Vodafone o Orange, Telefónica se une a la tendencia de desagregar sus infraestructuras de red para monetizarlas bien con una posible salida a bolsa o venta a terceros.

Además, en Brasil ahora se enfrenta a una nueva amenaza después de enterarse de que la empresa brasileña de infraestructura Highline do Brasil, propiedad del fondo estadounidense Colony Capital, competirá con el consorcio formado por los españoles, el italiano TIM y Claro (América Móvil ) por hacerse cargo de los activos móviles de Oi. El rival también quiere hacerse cargo de la red de fibra de Oi (InfraCo) y la unidad de torre de antena, lo que lo convertiría en un operador de red neutral en Brasil, compitiendo con la nueva unidad que Telefónica planea crear.

El movimiento se anunció durante la presentación de los resultados del primer semestre de 2020, en el que la filial brasileña vio caer su beneficio neto un 17,9% a 2.266 millones de reales (375 millones de euros) en comparación con el mismo período del año anterior, e ingresos disminuyó un 3,2% a 21.142 millones de reales (3.497 millones de euros).