El ejército israelí destituyó a dos comandantes por el ataque contra la caravana de la oenegé WCK, en el que murieron varios miembros del personal humanitario. Según la investigación, el ataque fue un error ya que se supuso erróneamente que en la caravana viajaban milicianos armados.
Las fuerzas israelíes identificaron erróneamente a dos “pistoleros” en los camiones de ayuda, lo que llevó a las trágicas consecuencias. Como resultado, se han tomado medidas disciplinarias contra cuatro altos mandos militares vinculados al ataque.
El Gobierno de Polonia ha enviado una delegación diplomática a Tel Aviv para obtener más información sobre lo sucedido. Mientras tanto, World Central Kitchen exige una comisión independiente para investigar los asesinatos de su personal.
En respuesta a la situación, Israel ha anunciado su intención de permitir más ayuda humanitaria en Gaza después de una llamada con el presidente Biden. Sin embargo, la Oficina de la ONU para los Derechos Humanos advierte que los ataques contra personal humanitario en Gaza pueden constituir un crimen de guerra.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU adoptó una resolución pidiendo que Israel rinda cuentas por posibles crímenes de guerra y lesa humanidad en Gaza. Veintiocho países votaron a favor de la resolución, trece se abstuvieron y seis se opusieron, incluyendo Estados Unidos y Alemania.
La comunidad internacional sigue de cerca este caso y espera que se haga justicia para las víctimas del ataque a la caravana de la oenegé WCK en Gaza.