Si los toques del plan de recuperación europeo de la Comisión terminan siendo solo los objetivos, serán homeopáticos. En otras palabras, peajes incómodos pero aceptables a cambio de alcanzar la unanimidad y la aprobación rápida. Alto: si se respetan su tamaño y sus requisitos tenues, no hay “condicionalidades estrictas”.

La velocidad es esencial no por capricho, sino porque la recesión ya está aquí, no espera, muerde. Si el acuerdo no se alcanza antes de agosto, será difícil que comience a implementarse efectivamente a principios de 2021, incluso un poco antes, ya que es urgente para la economía real.

La prisa es esencial. Los sospechosos no lo entendieron, y pagarán por el error de su cálculo obstruccionista. Casi desde el primer momento, fue la canciller Angela Merkel. Por sus esfuerzos, el acuerdo debe llegar a la cumbre los días 17 y 18 de este mes. Incluso deteniendo el reloj y extendiéndolo por unas horas, unos días, hasta la etapa de fatiga.

La sombra del canciller no es larga, puntiaguda y oscura, como en la Gran Recesión de 2008. Pero diáfana, sin bordes.

¿Es tan difícil entender el cambio de los demás cuando es para bien? ¿No es la conservadora Angela de hoy más proeuropea y proeuropea que el primer ministro sueco, que supuestamente es socialdemócrata pero austeridadStefan Löfven?

Merkel ha cambiado su idioma. Mira tres conceptos. Cuando antes elogiaba el rigor fiscal, ahora exalta la solidaridad en valor sin ninguna discusión posible.

Donde estaba nublado por las reglas acordadas (y violadas por su país), ahora está preocupado por la supervivencia del mercado interno y el daño a la Unión que una depresión mediterránea le infligiría.

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Y si cayó en la retórica con la salvación del euro, ahora proclama, clara y sin escrúpulos, que su propio interés, su interés nacional, depende de la estabilidad económica de Europa. Bravo.

El cambio no es solo verbal. Tacañamente, algunos creen que Berlín envía a un heraldo heredero a La Haya. ¿Por qué entonces firmó con París el generoso proyecto de reconstrucción preliminar, por 500,000 millones solo en subsidios? Que el analista sea cínico no obliga al protagonista a ser también cínico.

Busque la explicación del pulso de Merkel a los halcones en la geoestrategia mundial, como saben sus círculos íntimos. Alemania hoy es la gran economía europea más cosmopolita. Ya sabes lo que significa el arancel estadounidense, el impuesto ruso, la trampa china para cada exportación.

La República Federal del canciller se siente por primera vez pequeña, casi aislada, ante tanta insidia de las grandes potencias. Tiende a meterse en la UE para sobrevivir entre gigantes agresivos.

Durante años solo anheló dos posiciones de poder en Bruselas: el Servicio Jurídico de la Comisión (¡las reglas!) Y la dirección general de Ayuda al Desarrollo (el sustituto de una política exterior). Hoy, cada rincón relevante de Bruselas habla alemán. Y como Europa vuelve a ser su clave para la bóveda, el canciller escucha. Y responde.