En los últimos años, las recomendaciones nutricionales han sugerido, para una dieta saludable, Reducir el consumo de carnes rojas y carnes procesadas.. Esto no es casualidad, y es que la evidencia ha encontrado que un mayor consumo de carnes rojas podría estar relacionado con el riesgo de endometriosis, problemas de hígado, resistencia a la insulina, entre otras cosas.
Por su parte, carnes procesadas puede afectar nuestras habilidades físicas, tanto como mayor riesgo de mortalidad por todas las causas. Ahora, una nueva investigación reafirma la importancia de reducir el consumo de este tipo de carne. Y es que segun encontrar el estudio publicado hace unos días en MDPI, el consumo de carnes rojas y procesadas estaría relacionado con un mayor riesgo cardíaco, debido a un compuesto proteico.
En concreto, explican que cuando se calienta la carne roja, como cuando la hacemos a la plancha, a la plancha, asada o frita, un compuesto conocido como productos finales de glicación avanzada (AGE). Este compuesto puede acumularse en nuestros cuerpos e interferir con el funcionamiento normal de nuestras células.
Para realizar la investigación se comparó el impacto de una dieta rica en carnes rojas y procesadas y otra rica en cereales integrales, frutos secos, legumbres y carnes blancas. Lo que encontraron fue que la dieta de carnes rojas parecía aumentar los niveles de AGE en la sangre y este aumento contribuiría a nuestro sufrimiento de rigidez vascular y miocárdica, inflamación y estrés oxidativo. Todo esto influiría en el riesgo de enfermedad cardíaca.
Esta es una nueva evidencia que reafirmaría lo que ya sabemos: preferiblemente, reduciremos el consumo de carnes rojas y procesadas para cuidar nuestra salud a través de la comida
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