Nemanja Gudelj sufre la culpa por fallar el penal en la final de la Supercopa para el Sevilla en Atenas. La derrota del equipo español en los penaltis dejó un amargo sabor de boca para los aficionados y, especialmente, para Gudelj.
El entrenador del Sevilla, José Luis Mendilibar, aseguró que el encargado de lanzar el penal debería haber sido el jugador Suso, en lugar del propio Gudelj. Mendilibar consideró que Suso tenía mayor experiencia y habilidad para ejecutar los penales.
El guardameta Bono estuvo cerca de detener el penal, rozando la pelota, pero lamentablemente para el Sevilla, Gudelj estrelló su disparo en el travesaño. Esta acción refleja la crueldad que puede existir en los penaltis y cómo un solo fallo puede cambiar el rumbo de un partido.
Mendilibar reconoció que cometió un error al pensar que cualquier jugador podría lanzar el penal en una mejor posición. Esta decisión táctica ha generado controversias y críticas hacia el entrenador por no seleccionar al jugador más adecuado para asumir esta responsabilidad.
Las especulaciones han surgido sobre el porqué de la decisión de Mendilibar. Se rumorea que Suso no levantó la mano o no mostró disposición para lanzar el penal, lo que llevó al entrenador a optar por Gudelj.
El tema ha generado tensión entre Mendilibar y Suso, ya que este último podría no estar satisfecho con la manera en que el entrenador ha manejado la situación. Sin embargo, Mendilibar ha decidido no hablar más sobre el tema, lo que podría incrementar la frustración de Suso.
Esta situación pone en evidencia la importancia de una correcta toma de decisiones en momentos cruciales dentro del fútbol. Los penales son considerados una lotería y cada elección puede tener un impacto significativo en el resultado final del partido. La derrota del Sevilla en la final de la Supercopa quedará marcada por el penal fallado y las consecuencias que generó dentro del equipo.
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