Con el fin del estado de alarma, se han establecido varios mecanismos que impulsan un cierto cambio en el entorno político. Uno de ellos es el de la comunidad empresarial, y en particular la asociación de empleadores CEOE, que envía mensajes a las grandes partes, y especialmente al PP, siempre más cerca de sus ideas, para que lleguen a grandes acuerdos con el PSOE. ahora que llega la fase más delicada de la reconstrucción económica. El PP indica que está dispuesto, pero espera la llamada del PSOE, y niega la presión de los empleadores. Por lo tanto, la CEOE busca un ambiente más cómodo para negociar con el Gobierno.

Los empleadores, los sindicatos y el Gobierno han vivido en las últimas semanas en una especie de negociación permanente. En un momento como este, con la economía aún en un estado de conmoción, todos los ojos están dirigidos al Gobierno. El lunes todavía estaban negociando la extensión de los archivos de regulación de empleo temporal (ERTE, uno de los mecanismos para mitigar el colapso en el mercado laboral) hasta septiembre. Los empresarios querían mantener los ERTE por fuerza mayor en algunos sectores, especialmente el turismo, algo que el gobierno y los sindicatos rechazan porque una vez que se vuelven a abrir la movilidad y las fronteras, no tiene sentido que algunas empresas permanezcan completamente detenidas. Sí, se están llevando a cabo negociaciones para extender los ERTE parciales para recuperar gradualmente la actividad y, sobre todo, las exenciones de las contribuciones que implican la reapertura de la empresa.

En este entorno de negociación permanente, en el que las cuentas de miles de empresas y diversos sectores clave dependen de la ayuda estatal o la financiación, los empresarios están especialmente interesados ​​en los grandes acuerdos entre el gobierno de coalición, el PP y los ciudadanos que facilitan sus propias negociaciones.

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Según fuentes de CEOE, el líder de los empleadores, Antonio Garamendi, ha enviado mensajes al respecto a los tres partidos “moderados”, según lo definido por estas fuentes: PP, Ciudadanos y PSOE. Esa fue la idea más clara que surgió de la cumbre empresarial organizada por los empleadores, la apuesta por reducir la tensión y buscar acuerdos. “Garamendi ha enviado a los grupos moderados que debe haber consenso, cordura y concordia para apoyar la reconstrucción del país”, señalan a los empleadores.

Estos mensajes también tienen una explicación interna. Garamendi sufrió mucho con el último acuerdo con el Gobierno sobre el ERTE, que firmó contra una parte de la CEOE y en un entorno político muy tenso. Este nuevo pacto para extender el ERTE también es resistido por el costo interno que tenía el anterior. En un ambiente de menos tensión política, el PP sería más influyente y, por lo tanto, podría presionar más hacia posiciones más favorables para los empleadores. En este entorno, sería más fácil para la CEOE firmar acuerdos con el Ejecutivo y los sindicatos.

Los empresarios, o al menos el sector liderado por el pactista Garamendi, lo ven claramente: si el gobierno va a durar varios años, como dice el presidente en cada intervención, es mejor ser pragmático y buscar acuerdos que continuar en La confrontación total y la renuncia para influir así en la línea económica.

Esta es una semana clave para verificar si este giro de cierto acercamiento entre los dos partidos principales se consolida con la votación del nuevo decreto normal. El PP se mueve entre sí y la abstención, y es probable que Pablo Casado anuncie su decisión este martes, después de una reunión que mantendrá con la Organización Médica Colegiada. El popular podría apoyar el decreto con la condición de que se procese como un proyecto de ley y así poder realizar cambios en el Congreso. Las fuentes consultadas señalan que ya se ha hecho mucho trabajo interno para preparar esa decisión, pero es Casado quien debe tomarla.

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La sospecha entre PP y PSOE no ha desaparecido y los contactos no son fluidos, como lo son entre socialistas y Cs, pero hay conversaciones informales en varios niveles y es cada vez más evidente que al menos parte del PP está apostando por buscar una mayor influencia al entrar en la negociación con el Gobierno de las principales medidas de apoyo a los sectores con dificultades. Fuentes del PP señalan que Casado extiende su mano para negociar temas delicados como el nuevo decreto normal, pero se quejan de que Sánchez apenas llama al líder de la oposición.

El liderazgo popular está molesto porque considera que el Primer Ministro ha despreciado a Casado durante la pandemia y no ha buscado su apoyo. Desde el Ejecutivo, por el contrario, señalan que la oposición del PP ha sido injusta y, sobre todo, le reprochan ahora que no está apoyando al Gobierno en Europa cuando está negociando el gran fondo de reconstrucción que podría representar hasta 140,000 millones para España. La presión de los empresarios, la dificultad de votar en contra de medidas positivas —ya sucedió con el ingreso mínimo vital— y el giro de Ciudadanos dejan cada vez menos margen para el PP para una oposición de “no a todo” en las próximas semanas.