La Gran Aislamiento, como se conoce el período de confinamiento para prevenir la propagación del virus, se ha apoderado de la economía. La recaudación de impuestos cayó un 9% hasta mayo. Este es el mayor colapso desde 2009, cuando estalló la crisis financiera, pero la campaña fiscal aún no ha comenzado para las empresas y se espera que la segunda mitad del año sea aún más ágil. La caída de los ingresos, junto con el aumento del gasto público, para cubrir la minimización del golpe de la pandemia en los sectores más vulnerables, ha disparado el déficit del Estado al 2,88% del PIB, más que el registrado en 2019.
Cuando las cosas van mal dada la recaudación de impuestos es como el canario en la mina. La cosecha fiscal es el primer síntoma de cómo va la economía. Y las cosas pintan en bruto. Los ingresos fiscales cayeron un 9% hasta mayo, según datos publicados el martes por la Agencia Tributaria. Y que durante los primeros meses los asentamientos no se desviaron demasiado de lo esperado. Pero desde la declaración del estado de alarma, el 14 de marzo, para tratar de contener el virus, solo sale un chorrito del grifo que alimenta a las arcas fiscales. En mayo, la recaudación de impuestos se desplomó un 27,6%, en comparación con el mismo mes del año pasado.
La Agencia Tributaria explica que este colapso se debe a varios factores: aplazamientos de asentamientos que el gobierno permitió hacer más confinables, la suspensión de los términos de las deudas tributarias como consecuencia de medidas económicas para tratar de suavizar el impacto del virus o un aumento en solicitudes de aplazamiento por el mismo motivo.
El déficit sube al 2,88%.
El Tesoro calcula que la decisión de suspender los términos de las liquidaciones de IRPF e IVA para los trabajadores independientes y profesionales, junto con la de otros impuestos, ha tenido un impacto en los ingresos de 1,629 millones. Consecuencias mayores, alrededor de 2.569 millones, han tenido la decisión de otorgar aplazamientos de la deuda tributaria y de los pagos fraccionados de impuestos. Esta caída abrupta en la recaudación de impuestos ha contribuido a desequilibrar las cuentas públicas. A esto se agrega que la administración central, las comunidades autónomas y los municipios han reducido el costo para tratar de reducir la amargura de la picadura del virus en la economía. Esto ha provocado que el déficit estatal aumente a 32.251 millones de euros, el equivalente al 2,88% del PIB. Este agujero presupuestario es mayor en los primeros cinco meses que el registrado para todo el año pasado.
Los gastos financieros del estado aumentaron en poco menos de 10 mil millones durante este período, 10.8% más que el año anterior. El Tesoro explica que “la incidencia de la pandemia en los gastos del Estado es de alrededor de 1.700 millones”. De esta cantidad, unos 926 millones fueron a servicios de salud y farmacia, cuando en la peor crisis de salud el Ministerio de Salud tuvo que recolectar máscaras, respiradores, trajes protectores y medicamentos para tratar el coronavirus. También atribuye el aumento de los desembolsos a mayores entregas a través del sistema de financiación y a 1.745 millones debido a la reversión de las autopistas (AP-4 y AP-7). El Tesoro también ofrece los datos de déficit para todas las Administraciones hasta abril, cuando los números rojos se ubicaron en 2.14% del PIB.
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Publicado por Telegraph, Guardian, Metro, Independent, The Debrief, VICE, Femail Online, Inside Housing, Press Association, Open Democracy, i-D, la revista Your Cat, Mumsnet y más.