Tienes que conservar la ayuda para el empleo, pero ajusta el tiro. Este es el doble mensaje que transmite la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su último Perspectivas de empleo, publicado este martes. En el informe, elogia las medidas de choque lanzadas por los gobiernos al comienzo de la crisis, pero advierte que prolongarlas de manera general podría tener efectos perversos en el mercado laboral. “Ahora el desafío es diferenciar la ayuda”, resumió el martes Stefano Scarpetta, director de Empleo, Trabajo y Asuntos Sociales de la organización con sede en París, en una conferencia de prensa virtual.

En su extenso informe, la OCDE recomienda mantener la ayuda para las actividades más afectadas, que continuarán sufriendo restricciones debido a la pandemia, pero al mismo tiempo recomienda que se correspondan con la evolución de la economía. “La duración, el enfoque y el alcance de los programas de apoyo a los ingresos implementados en los primeros meses de la crisis deben revisarse para garantizar que sean sostenibles, que sus efectos sobre los incentivos laborales sean mínimos y que garanticen que el apoyo llegue a los más necesitados”, dice el documento, que analiza el impacto de covid-19 en el mercado laboral.

De lo contrario, la agencia teme que estos mecanismos, diseñados para evitar una destrucción masiva de empleo al comienzo de la crisis, eventualmente generen distorsiones y dificulten la recuperación. Por esta razón, aconseja eliminar, en la medida de lo posible, la rigidez que han introducido en el empleo, muchas ayudas prohíben el despido por un tiempo, de modo que “los mecanismos del mercado laboral vuelvan a funcionar” y eviten “alentar empleos que tienen volverse permanentemente inviable. ”

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El documento menciona que hasta 22 de los 38 países de la OCDE tenían sistemas de protección del empleo antes del golpe de la pandemia, que se han expandido y adaptado a las nuevas circunstancias, y otros 10 introdujeron nuevas herramientas para responder al desafío. “Una pregunta clave es si los beneficios más generosos, al reducir los incentivos de búsqueda de empleo, pueden empeorar los resultados del mercado laboral y retrasar la recuperación”, explica el informe.

En España, el principal protagonista en este campo han sido los archivos de regulación de empleo temporal (ERTE). Al comienzo de la emergencia de salud, el Gobierno hizo que esta cifra, que ya existía en la legislación, fuera más flexible: extendió su alcance a aquellos empleados que no tenían tiempo suficiente para acceder al beneficio y otorgó bonos a las empresas en el pago de honorarios a la Seguridad Social de su personal. Hasta ahora, el ERTE ha evitado un nuevo colapso del empleo (han cubierto a más de tres millones de trabajadores) y el Ejecutivo ha decidido extenderlos desde el 30 de junio inicialmente planeado hasta el 30 de septiembre, a través de un sistema de bonificación decreciente que recompensa los reintegros de El personal.

En mayo, según la OCDE, este instrumento representaba en España el 18% del total de sueldos y salarios. Para el Estado, el proyecto de ley ERTE será de alrededor de 25,000 millones hasta septiembre, pero la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ya ha avanzado que no descarta extenderlos hasta 2021 para los sectores más afectados. El propio Banco de España recomendó mantener cierto apoyo, por un tiempo adicional, a las empresas con más dificultades, ante pronósticos aún inciertos pero poco halagadores.

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Actividades como la hostelería y, en general, el turismo, que en España representa el 12% del PIB, continuarán a la mitad del gas debido a restricciones sanitarias, además de verse afectados por cambios permanentes en los patrones de consumo. No en vano, todas las organizaciones señalan que la economía española estará entre las más afectadas en 2020, con descensos en el PIB superiores a los dos dígitos. Y el trabajo no se deshace de la tormenta.

La OCDE recuerda que este año será muy oscuro en el lugar de trabajo. Su escenario más optimista contempla a finales de 2020 una tasa media de desempleo del 9,4% para los países miembros, que en España será del 19,2%. Si hay un nuevo crecimiento, el desempleo alcanzará el 12,6% en la OCDE y el 20,1% en España.

Sin embargo, no todos sufrirán el golpe con la misma virulencia. Esta crisis, que parece ser completamente diferente de las demás, comparte con ellos el mismo atributo: engorda a los más vulnerables. La OCDE advierte que las mujeres, los jóvenes, los trabajadores temporales y, en general, los de bajos ingresos, están siendo los más afectados. Durante el parto, los empleados mejor pagados tenían en promedio un 50% más de probabilidades de continuar su actividad desde casa que los empleados de bajos ingresos, quienes a su vez tenían el doble de probabilidades de tener que dejar de trabajar por completo.

En el caso de las mujeres, la OCDE señala que, a diferencia de la crisis anterior, esto “parece haber afectado las perspectivas de empleo de las mujeres más duramente que las de los hombres”. En la UE, por ejemplo, la tasa de desempleo femenino aumentó un 4,5% en abril en comparación con el 1,6% para los hombres. Además, muchas de las industrias más directamente afectadas por la pandemia emplean a mujeres, mientras que la crisis financiera mundial fue impulsada por sectores dominados por el empleo masculino, como la construcción y la manufactura. El cierre de escuelas y jardines de infantes también puede estar aumentando la carga de trabajo no remunerado de las mujeres, que ya pasaban un promedio de dos horas más al día en las tareas domésticas que los hombres antes de esta crisis.

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