Jairzinho anotó en todos los partidos

Jair Ventura Filho, Jairzinho, llegó a la Copa del Mundo a los 25 años. Era su segunda cita después de Inglaterra 66 y todavía tendría un tercero, Alemania 74. Considerado como el heredero de la gran Garrincha, hizo un hueco en los once iniciales de La canarinha, donde la competencia fue extrema, gracias al hecho de que el entrenador, Zagallo, era su entrenador en Botafogo y conocía todas sus virtudes. Insustituible.

Driblador, velocista, amante de las fintas sin balón y de los cambios de velocidad con la carrera, logró lo que parecía imposible de repetir: anotar en cada juego. Como el francés Fontaine en la 58 Copa del Mundo. Sus siete goles fueron con el pie derecho y todos, excepto uno, en la última media hora de los juegos. Casi todos fueron decisivos.

Sus compañeros atacantes colaboraron con sus pases en la empresa. Tres llegaron de Pelé y el resto les fue distribuido por Gerson, Paulo César, Rivellino y Tostão.

Cubillas, la Pelé del Perú

Esa Copa Mundial fue tan diversa y rica que hubo vida más allá del campeón Brasil, el finalista Italia o la magnífica Alemania. La gran revelación fue Perú, liderado por un bicampeón mundial brasileño, Didí, y enganchado a un fenómeno de 21 años que respondió al nombre de Teófilo Cubillas. El propio Pelé lo consagró inmediatamente como su sucesor después de ver sus prodigiosas actuaciones. De hecho, fue elegido como el mejor joven de la competencia, un honor que en campeonatos anteriores había recaído en el propio Pelé (1958) o Beckenbauer (1966).

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Con cinco goles en cuatro juegos, fue proclamado tercer mejor anotador del torneo y sorprendió al público en general con su técnica, visión del juego y golpear la pelota. UNA jugador de baseball. El clásico golpe sudamericano, un 10 con muchos goles y que luego de su explosión en México hizo carrera en su país, en Europa y en Estados Unidos.

Banks, la parada por excelencia

Campeón mundial con Inglaterra en sus Cuatro años antes, Gordon Banks fue el protagonista de la mejor parada de la edición mexicana y una de las más celebradas en la historia del fútbol. Para sus compatriotas siempre fue el guardar por excelencia Inglaterra se enfrentó a Brasil. Duelo entre los dos grandes favoritos de la competencia, en el estadio Jalisco de Guadalajara (7 de junio de 1970).

Ya gané el amarelha con un gol de Jairzinho, cuando el extremo mismo centró una pelota pasada desde la línea de fondo. Pelé logró encontrar la espada de Tommy Wright, impulsarse y permanecer en el aire y bajar con un bote incluido. Fue un gol o un gol. Pero allí apareció la mano derecha de Gordon, ese día vestida de azul, para levantar milagrosamente la pelota sobre el travesaño. Una instantánea oportuna muestra a Pelé con los brazos en alto celebrando el gol … no fue así.

Gerd Müller, 10 torpedos

Todo indicaba que Gerd Müller no iba a ser el titular indiscutible. Las estrellas del capitán Uwe Seeler pesaron sobre él. El delantero del Hamburgo ya estaba establecido, el Bayern comenzó a ganarse el apodo de Bombardero con sus 38 goles que lo convirtieron en el mejor artillero de Europa esa temporada. México fue su catapulta internacional. Helmut Schön, el entrenador alemán, apostó por ambos. Uno por delante del otro. Complemento perfecto.

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Müller disparó hasta 10 goles. Nadie ha marcado tantos en un Mundial desde entonces. Uno contra Marruecos, tres contra Bulgaria, tres contra Perú, uno contra Inglaterra y dos contra Italia en la extensión de semifinales. Cuatro cabezas, una penalización, tres en el área pequeña y dos en el área grande. La subasta ya no tenía secretos para él. Ese año fue elegido el Balón de Oro, el primer alemán. Más tarde monopoliza títulos con su selección y Bayern.