La huelga del sector automovilístico en los Estados Unidos, liderada por el sindicato United Auto Workers (UAW), ha llegado a la planta de General Motors (GM) en Arlington, Texas. La decisión de extender la huelga se debe a los beneficios récord que ha obtenido GM y a su negativa a aceptar las demandas del sindicato para un nuevo convenio colectivo.

La planta de Arlington es una de las más importantes para GM, ya que emplea a 5.322 personas. Con la incorporación de esta planta a la huelga, ya son 46 los centros de trabajo de GM, Ford y Stellantis afectados, así como unos 46.000 trabajadores.

GM ha obtenido más de 10.000 millones de dólares en beneficios de enero a septiembre de este año, sin embargo, la última oferta presentada por la compañía no ha satisfecho a UAW. La consejera delegada de GM, Mary Barra, ha expresado que la oferta presentada es el máximo que la compañía puede ofrecer sin poner en riesgo su futuro.

La huelga ya ha tenido un impacto económico significativo en GM. Según el director financiero de la compañía, Paul Jacobson, la huelga ha costado alrededor de 200 millones de dólares en el tercer trimestre y se espera que aumente con la incorporación de la planta de Arlington.

UAW ha decidido iniciar esta huelga progresiva y simultánea en GM, Ford y Stellantis debido al retroceso en los salarios y derechos de los trabajadores en los últimos 15 años, a pesar de los grandes beneficios obtenidos por las “Big Three” de Detroit.

Con esta huelga, UAW busca mejorar las condiciones laborales de sus afiliados y garantizar un trato justo por parte de las empresas automovilísticas. Como mencionado, el sindicato ha ampliado la huelga a la planta de GM en Arlington, sumando así otro golpe económico para la compañía.

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La huelga continúa sin un acuerdo a la vista, mientras tanto, los trabajadores mantienen su postura firme en busca de mejores condiciones laborales en la industria automovilística estadounidense.