Jaime Mata explotó hasta la última gota de la pillería de Jorge Molina, quien dio un tiro rápido para convertir cualquier situación en una acción decisiva. Mata se enfrentó a Remiro y ante la timidez del portero deslizó el balón entre sus piernas. Pasaron los últimos minutos del juego y Getafe le dio un golpe importante a Real en la lucha para asaltar el cuarto lugar en la clasificación.
La Real Sociedad fue víctima de la presión de Getafe, que lentamente recupera el impulso. Fue el desarrollo previsible. La emboscada esperada, y por lo tanto no evitable por el equipo del Sheriff, se desinfló en los primeros minutos. La Real no solo perdió a Odegaard, físicamente reducido. En la transición del confinamiento a la competencia, perdió la agresividad mental necesaria para darle vida completa a su modelo de juego de asociación. La clase, serenidad, sello, de Mikel Merino suele ser exaltada. Ningún jugador refleja mejor los apagones del Real que este excelente centrocampista con un hermoso plano de planta. Incapaz de multiplicarse como lo exigió la unión, expuso a su equipo un poco más a problemas recurrentes al comenzar desde atrás. Presa fácil para un Getafe que se volvió loco.
Duro apretó al portero Remiro; Matar a Pacheco; Maksimovic a Merino; Arambarri a Zubeldia y Cucurella a Zaldua, Elustondo y quien estaba delante de él. Fue en una de esas progresiones repentinas en las que los futbolistas de Getafe están abandonando sus áreas para hostigar a sus rivales que están más allá cuando el Real pisó las acciones. Cucurella presionó a Elustondo, quien retrasó a Remiro, quien fue asaltado de repente. Cucurella, quien corrió 50 metros en su incursión de acoso, causó el error del portero, lo que le dio a Duro el balón. Se apresuró a cortar el sangrado, Le Normand lo derribó en el área. Mata ejecutó el penal y Real terminó la primera mitad ahogado.
Sheriff resolvió los problemas de la salida del juego cambiando en nueve. Quitó a Isak, muy desconectado sin el suministro de los volantes, y pobló el ataque con niños que cuando bajan al centro del campo saben cómo comportarse como mediocampistas: Oyarzabal, Portu y Januzaj. La nueva organización, con Oyarzabal actuando como falso nueveTras desplazar los pivotes de Getafe, proporcionó metros y segundos a Merino, que lanzó la jugada 1-1. Oyarzabal recibió entre líneas y dejó solo a Januzaj, el autor de un gol forjado en la línea de fuera de juego. El VAR lo validó. Pero no fue suficiente.
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