El gobernador de Colima, Ignacio Peralta Sánchez, analiza la situación de la pandemia y va directo al corazón: “Lo que nadie quiere ver es que el problema apenas empieza, la economía se va a derrumbar y los escenarios de cara al futuro son peores que los que en este momento estamos viviendo ”.

Dice que la gran tragedia en México se ve agravada por un mal diseño de la estrategia de salud, carente de consenso y marcado por decisiones erráticas, que en cinco meses reporta oficialmente altos números de infectados y fallecidos, que son un subregistro de la realidad.

Sostiene que una serie de malas decisiones del subsecretario de Seguridad Social y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, “han costado la vida a más de 53 mil personas” (según el informe cercano al día de la entrevista). El funcionario “se enfrenta a su propio fracaso y ahora no sabe a quién culpar”.

“El año que viene dependerá mucho de cuando tengamos la vacuna y, sobre todo, si habrá acceso a ella para poder aplicarla masivamente en la población”, dice en entrevista telefónica, al frente de un gobierno. que con un presupuesto anterior al Covid-19 se ha enfrentado a emergencias sanitarias y económicas, las cuales están vinculadas, dice.

Peralta Sánchez, PRI, economista del ITAM, con posgrado en la Universidad de Essex, Inglaterra, con estudios en Estados Unidos y Suiza, especialista en Finanzas Públicas y académico del CIDE y la UNAM, hace una década fue reconocido en el Foro Económico Mundial Como joven líder mundial, hoy es el interlocutor de una decena de líderes miembros de la Alianza Federalista, grupo para el estudio de los desafíos que el SARS-CoV-2 trajo a México.

¿Perspectiva difícil?

—Existe preocupación por el complejo panorama del creciente coronavirus, a veces se acelera, a veces se desacelera y las muertes se disparan.

Hay un problema en definir la política pública para combatir la pandemia, administrarla adecuadamente y un diseño deficiente, con pronósticos que han fracasado, con decisiones erráticas, con falta de consensos con gobernadores y alcaldes para la implementación del modelo.

¿Cómo responde la gente?

—Hay sectores de la población que no están cooperando, ya que no hay disciplina y eso hay que reconocerlo, pero también es parte del proceso que debe atender la autoridad. Tiene que cultivarse, y en cultivar hemos fracasado.

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¿Cómo apoyan los alcaldes?

—En un país de 2 mil 467 municipios hay de todo, el mosaico es plural y complejo. Veo alcaldes más preocupados por ver cómo obtienen algún beneficio político de esta situación que por cooperar o participar en la implementación de la estrategia.

¿A nivel federal?

—Yo no quisiera entrar en enfrentamiento con el presidente [Andrés Manuel López Obrador] ni con las autoridades de salud, pero es muy confuso para la población que no usa mascarilla, que la Subsecretaria López-Gatell tenga que hacer verdaderos malabarismos políticos para justificar por qué no se implementa el uso de mascarillas como medida obligatoria. Parece más que están en un juego de frases y una narrativa con la que pretenden gestionar la tragedia.

¿Son diversas las diferencias con los gobernadores?

-Desde el principio. Cuando el Presidente habló de Alto y ordenó a la población salir a restaurantes, cuando en prácticamente todos los estados los gobernadores estaban fortaleciendo las jornadas de estancia en casa, a partir de ahí comenzaron las diferencias.

Las pruebas son otra gran tragedia nacional. No tenemos un registro más grande de infecciones y muertes porque la aplicación de pruebas está contenida. Si hubiera una política de aplicación masiva, tendríamos muchas más infecciones identificadas y más muertes por Covid, y no por otro tipo de enfermedades respiratorias, como la neumonía atípica.

Estamos aprendiendo sobre el virus de rodillas, ya sabemos que una gran fuente de infecciones a nivel mundial son los pacientes asintomáticos, pero la política de pruebas en México no tiene como objetivo identificarlos.

Debido a la pandemia, ¿están las arcas en los huesos?

—La situación financiera es muy delicada por los fuertes gastos en la lucha contra la pandemia, sin recursos extraordinarios, con reorientación del gasto. La economía está cayendo significativamente; para este año se pronosticó -2%, debido a un colapso de la inversión que [ya] vino. Con Covid-19, las previsiones oscilan entre el -8% y el -11%.

¿Cómo afecta la contracción?

—La recaudación de impuestos disminuye y cuando cae el IVA, ISR, IEPS, el fondo participable disminuye y el 20% de la bolsa de valores de los estados y municipios es menor a lo programado. El Secretario de Hacienda aplica el formulario y lo entrega oportunamente. Pocos han entendido este problema, pero lo que nadie quiere ver es que el problema recién comienza.

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La economía va a colapsar y los escenarios en el futuro son peores de lo que estamos viviendo actualmente. Tienes que anticipar eso para prepararte para este tipo de escenarios.

A medida que avanza el problema de salud, ¿se agudiza económica y socialmente?

—El binomio salud y economía se alimentan en sinergia, es decir, si cuidamos nuestra salud afectamos la economía y viceversa, pero también si la salud mejora, eso debe llevarnos hacia una mejora de la economía.

Este maridaje continuará de forma muy aguda este año, y el año que viene dependerá mucho de cuándo tengamos la vacuna y, sobre todo, si habrá acceso a ella para que se pueda aplicar masivamente en la población.

Son preguntas que en este momento son muy difíciles de responder, que si no es favorable alargará la crisis, es decir, el problema de salud seguirá afectando a la economía: la renta pública, el empleo y todo se agravará en un proceso de destrucción del bienestar de la población.

López-Gatell dijo que la atención a la pandemia se comparte con los estados, pero ¿es desproporcionado el esquema federal?

—Se debe hacer una referencia al marco constitucional para entender lo que le corresponde a cada persona y no entrar en una dinámica de delimitación de responsabilidades, sino asumir lo que le corresponde a cada uno.

Más bien, el problema de López-Gatell es que está enfrentando su fracaso y ahora no sabe a quién culpar.

¿Ya lo hace?

—Bueno, sí, es parte de su estrategia mediática tratar de justificar sus malas decisiones, una serie de las cuales le han costado la vida a más de 53 mil personas. Solo le daría un ejemplo al Consejo General de Salud, que prácticamente no se reúne y está en la Constitución y en la ley, y es un mecanismo de construcción de consensos. El subsecretario López-Gatell es vocero de lo que allí se decide.

¿Debería ser una ofensa muy grave?

—Sí, porque está en el marco legal y se está rechazando, ignorando que hay un mecanismo que hay que usar, implementar y no se hace, no sé por qué.

¿Participa en la Alianza Federalista de Gobernadores?

—Ha sido muy útil intercambiar experiencias, reflexiones, acciones, inquietudes con los gobernadores. Como su nombre indica, es un ejercicio federalista que no se da en la oscuridad, no conspira contra nada, no hay nada que esconder. Se realizan conferencias de prensa para cada reunión.

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No es una alianza que busca quebrar la República, no hay intenciones separatistas, es un diálogo federalista que busca soluciones, fundamentalmente en el problema de la pandemia. Se puede abrir a otros temas.

Ha sido muy útil y me alegra que al menos un tercio de los gobernadores estén en esta dinámica, espero que se sumen muchos más y también podamos compartir sus experiencias.

¿El puerto de Manzanillo deja beneficios para Colima?

—Los colimanos estamos orgullosos de tener aquí el puerto más importante de México, que es una importante fuente de empleo, negocios, riqueza y movimiento empresarial. También es una fuente de contagio por el movimiento de 5 mil 7 mil tractocamiones diarios que van y vienen a diferentes puntos del país; también por una cantidad muy importante de barcos con tripulación procedentes de diferentes orígenes, como Asia y América.

¿Contribuye a las arcas?

“Nada, absolutamente.” La Aduana aporta al municipio de Manzanillo unos 100 millones de pesos (no tengo el dato exacto), que es una parte muy pequeña de la enorme cantidad de recursos que se ingresan, de entre 110 mil millones de pesos y que en un buen año se puede llegar 130 mil millones de pesos.

¿Cómo se espera la reactivación turística?

—Es un sector muy golpeado por la pandemia, va a tener un camino de recuperación pesado y complejo. Hay restricciones de semáforo. Además, las personas pueden tener miedo al virus o simplemente no tener dinero para salir a caminar o tomar un descanso, de vacaciones a un destino.

Es importante que busquemos cómo podemos apoyar al sector turístico, una industria limpia que trae recursos frescos, sobre todo del exterior, es intensiva en el uso de mano de obra, emplea a mucha gente, es decir, tiene muchos beneficios y por tanto es un industria que debemos cuidar.