En 2020, en el punto álgido de la pandemia de coronavirus, se cerró la única frontera de la UE en suelo africano, y desde entonces se ha convertido en rehén de una amarga disputa sobre la inmigración y el polémico tema del Sáhara Occidental.
Antes del cierre, unos 4.400 marroquíes transitaban regularmente sin visa para trabajar y comerciar.
Un portavoz de las autoridades ceutíes ha dicho este martes que España quiere que la región se reabra “de forma gradual y ordenada, y sobre todo acabando con la economía sumergida”.
Actualmente, la reapertura afecta solo a 230 marroquíes, en su mayoría trabajadores domésticos con documentación en regla. Se permitirá la entrada de hasta 40 personas para solicitar visas cada día.
Pero el martes, decenas de mujeres se reunieron en el lado marroquí del cruce fronterizo, agitando permisos de trabajo y gritando “¡Visa denegada!”
“Protesté hoy porque quería poder trabajar en Ceuta”, dijo Latifah, una niñera que trabajó en el enclave durante 15 años antes del cierre. “Solíamos poder transitar sin visa”.
Aziza, que trabajó como limpiadora en Ceuta durante diez años antes de cerrar, dijo que se vio obligada a vender muebles para mantener a sus seis hijos después de dos años sin trabajo.
– “Injusticia”: un sindicato de trabajadores transfronterizos dijo que muchos de los que vieron expirar sus visas durante la crisis ahora se vieron obligados a solicitar nuevas visas, una medida que calificó de “injusta”.
La frontera ha sido el foco de una gran disputa el año pasado, cuando Madrid Los líderes del Movimiento por la Independencia del Sáhara Occidental pueden recibir tratamiento de Covid-19 en hospitales españoles.
A mediados de mayo de 2021, 10.000 inmigrantes inundaron la frontera marroquí hacia Ceuta, mientras que las fuerzas fronterizas marroquíes hicieron la vista gorda, una medida que muchos consideran un gesto punitivo por parte de Rabat.
En marzo, España se movió para poner fin a una crisis diplomática con Marruecos, revertir su postura de neutralidad de décadas y respaldar los planes del país para la autonomía del Sáhara Occidental, que Rabat insiste debe permanecer bajo su soberanía.
Las fronteras del enclave se reabrieron el 17 de mayo, pero solo para los titulares de pasaportes y visas de los países de la zona Schengen.
Las autoridades marroquíes se han comprometido a tomar medidas enérgicas contra el contrabando, que se ha tolerado hasta finales de 2019 a pesar de la pérdida de ingresos aduaneros.
Rabat abrió un parque empresarial en la ciudad fronteriza de Fnideq en febrero, con la esperanza de crear hasta 1.000 puestos de trabajo.
Un blogger apasionado, emprendedor, amor por atracones viendo Netflix, películas.