“México fue una buena opción para mí, pero no voy a negar que para muchas personas pueden vivir mejor en Estados Unidos”, dijo Ramírez.
Mucha gente lleva años viviendo fuera de su país. Aproximadamente 1,5 millones de haitianos emigraron de 2014 a 2018, muchos tomaron vuelos chárter para calificar para visas y encontraron trabajo como vendedores ambulantes, conserjes y trabajadores de la construcción. Vivían principalmente en los barrios atrasados de la capital y eran discriminados.
En abril, se promulgó una estricta ley de inmigración y el gobierno chileno inició deportaciones aéreas a gran escala.
Desde entonces, más haitianos han estado pasando por la ciudad colombiana de Nicocali, donde los migrantes abordan botes en la frontera con Panamá para embarcarse en una peligrosa travesía por la selva. Darren Gap. En julio, la ciudad acogió a más de 10.000 inmigrantes, casi todo Haití.
Los inmigrantes que esperan allí se alojan en hoteles o casas de vecinos, donde alquilan habitaciones por entre 6 y 10 dólares la noche. Grandes grupos duermen en la playa bajo lonas.
El ministro de Seguridad de Panamá, Juan Peno, dijo el lunes que su país recibe entre 2.500 y 3.000 migrantes al día, la mayoría de ellos de Haití.
Desde Panamá, los migrantes suelen abordar una serie de autobuses, que se escabullen por Nicaragua porque no les permite viajar antes de llegar a la frontera guatemalteca con México, donde algunos solicitan asilo en Tapachola, México. Vivir en carpas
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Publicado por Telegraph, Guardian, Metro, Independent, The Debrief, VICE, Femail Online, Inside Housing, Press Association, Open Democracy, i-D, la revista Your Cat, Mumsnet y más.