Los acuerdos de la UE ya no pasan solo por Berlín y París, sino también por La Haya, como se ha visto con la frustrada carrera de Nadia Calviño hacia la presidencia del Eurogrupo. El club comunitario se enfrenta a otra prueba de fuego la próxima semana, la aprobación del fondo de recuperación, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, decidió dar concesiones sobre los Países Bajos y su grupo frugal (Suecia, Austria y Dinamarca) para ahorrar Un acuerdo promovido por Alemania y Francia y vital para los intereses de Italia y España.

Michel ofrece a los halcones de impuestos del norte un ligero recorte en los proyectos de presupuesto de la Comisión Europea para 2021-2027 (de 1,1 billones a 1,074 billones), un endurecimiento del control del fondo de recuperación y un avance en su amortización, un cambio en el pago como -You-go system (sujeto al 30% del impacto real de la pandemia) y algunos jugosos cheques de descuento en su contribución presupuestaria, que para los Países Bajos sería de 1.576 millones cada año y para Suecia, 798.

El objetivo de Michel es desactivar el peligro de un veto que los cuatro frugales representan para un fondo de 750,000 millones de euros (medio billón en subsidios y el resto en créditos) que la mayoría de los socios ven como una acción de emergencia esencial. Alemania y Francia temen que la recuperación económica después de la pandemia sea altamente asimétrica si no hay un impulso comunitario sustancial, basado en subsidios no reembolsables. El riesgo de una ruptura del mercado interno parece evidente en Berlín, París, Roma y Madrid, pero se minimiza entre los cuatro frugales a pesar de que son los países que más se benefician de la existencia de una zona de libre comercio de 500 millones de personas.

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“Soy optimista por naturaleza”, dijo Michel al presentar su propuesta de negociación y una semana después de la cumbre europea que el 17 y 18 de julio marcará la primera ronda, y probablemente no la última, entre los 27 socios de la UE. La mayoría de las delegaciones quieren cerrar el acuerdo este mes, si es posible alrededor del 22 de julio, para dar tiempo al proceso legislativo necesario y las ratificaciones nacionales esenciales.

El Parlamento Europeo también está a favor de acelerar la negociación y está listo para celebrar una sesión plenaria extraordinaria a finales de mes para pronunciarse sobre el acuerdo del Consejo y comenzar a procesar los proyectos legislativos que acompañan a todo el paquete presupuestario desde el comienzo de Septiembre.

“Debemos ir rápido y duro”, insta el ministro de economía francés, Bruno Le Maire, durante una reunión en Bruselas con medios internacionales, incluido EL PAÍS. Le Maire incluso aboga por que se ponga en marcha alguna ayuda a nivel nacional este año, que luego podría pagarse con el futuro fondo.

Michel comparte la urgencia, pero advierte que la negociación por delante será titánica. Para tratar de allanar el camino, le ofrece al primer ministro holandés, Mark Rutte, una victoria simbólica, reduciendo ligeramente el marco presupuestario para dejarlo por debajo del nivel del período actual (2014-2020), cumpliendo así una de las demandas frugales: que el gasto disminuyó después de la salida del Reino Unido del club.

La propuesta de Michel también incluye cambios en la gobernanza del fondo, que quedarían sujetos a un control inicial por parte del Consejo (donde se encuentran los 27 gobiernos) y no a una mera revisión tecnocrática por parte de la Comisión. Rutte requiere que la aprobación de los planes nacionales de recuperación y los desembolsos posteriores se aprueben por unanimidad. Una línea roja que Michel no aborda sabiendo que sería inaceptable para Francia, España o Italia, entre otros. Pero la nueva propuesta está situada en el punto medio defendido por Alemania: un duro escrutinio de los planes nacionales por parte del Consejo y un desembolso más automático en manos de la Comisión.

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“El control no significa bloqueo”, advierte Le Maire, quien se declara abiertamente “hostil” a la unanimidad reclamada por La Haya. Todo indica que Rutte tendrá que ceder en esta área si no quiere convertirse en el obstáculo insuperable para un plan de relanzamiento sin el cual la UE y la zona euro podrían sufrir un colapso del mercado de valores, primero, y uno económico y financiero, más tarde .

En cambio, la frugal esperanza de recaudar otra pieza en la forma de reducir la cifra de 750,000 millones de euros del fondo. España espera que la reducción solo afecte la parte de los créditos (250,000 millones) y que se conserve el medio billón de euros en subsidios propuestos en su día por la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron. Ambos han insistido en que los 500,000 millones son el mínimo que la UE necesita para reiniciar la economía de los países más afectados por la pandemia, como España o Italia. Pero el eje franco-alemán no parece impresionar demasiado a un grupo de países que tienen la posibilidad de vetar el acuerdo o de agruparse para imponer sus criterios, como se vio este jueves con la elección del irlandés Pascald Donohoe como presidente de la Eurogrupo contra un candidato como Calviño, respaldado por los cuatro grandes socios de la zona euro (Alemania, Francia, Italia y España).