El exlíder del Sindicato de Trabajadores del Petróleo del Presidente de México eventualmente renunciará como trabajador de la petrolera estatal Pemex, anunció el martes el presidente Andrés Manuel López Obrador.

La renuncia marca el final de las décadas de carrera de Carlos Romero Deschamps, quien alguna vez fue considerado el más poderoso y poderoso de México, uno de los personajes corruptos.

Desde 1993, Romero Deschamps dimitió como dirigente sindical en octubre de 2019.

López Obrador dijo que Romero Deschamps en realidad no ha trabajado desde que renunció al sindicato, pero ha agotado las vacaciones que acumuló durante su mandato como dirigente sindical.

“Romero Deschamps sigue recibiendo salarios en la atribulada petrolera gubernamental. Aunque esto puede ser legal, creemos que no es ético. La empresa ha estado técnicamente en quiebra durante algún tiempo”.

Además de ocupar cargos sindicales, Romero Deschamps, de 77 años, sirvió en el Congreso para el gobernante Institucional Revolucionario (Institucional Revolucionario) durante mucho tiempo y presuntamente se apropió indebidamente de millones de sindicatos y empresas en 2000. Los fondos se utilizan para la campaña del partido. ocupaciones. .

Según los informes, la atribulada petrolera llegó esta semana a un acuerdo con la eléctrica estatal para descargar las existencias de fuel oil de las que Pemex no puede deshacerse. La empresa de servicios públicos utilizará el combustible altamente contaminado para quemarlo en la planta de energía y regresar a Pemex sin poder producir suficiente gas natural.

El acuerdo exacerbará el problema de contaminación de las centrales eléctricas estatales. Pero López Obrador promulgó una nueva ley que primero debe comprar electricidad de las centrales eléctricas del gobierno, que utilizan principalmente combustibles fósiles, como carbón, fuel oil y diesel. Si todavía hay demanda, la electricidad se comprará de centrales eléctricas de gas natural renovables y privadas.

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Esto ha provocado quejas de los inversionistas, muchos de los cuales son inversionistas extranjeros, que dicen que viola el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá y el compromiso de México de reducir las emisiones de carbono. Afirman que esto también creará un monopolio gubernamental de facto, dañará la competencia y permitirá a los mexicanos comprar electricidad más sucia y cara.

López Obrador afirmó que la ley tiene como objetivo proteger las plantas de energía de combustibles fósiles propiedad del gobierno de la competencia desleal de las plantas de energía eólica, solar y de gas natural privadas.

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