Tristeza, irritabilidad y pérdida de interés. en las actividades diarias son parte de los sentimientos “normales” dentro de esta “normalidad”Causado por la pandemia provocada por el covid-19, dijo el profesor e investigador de la Facultad de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Isabel Stange Espínola, quien destacó la importancia de jovens -como el resto de la familia- recurrir a técnicas de autocuidado para mantener el bienestar emocional y físico.

“En este período es común que los jóvenes se sientan tristes, ansiosos, irritables, estresados ​​y con una soledad que a veces los invade, con ganas de llorar sin motivo aparente, con miedo a enfermarse o volver a las actividades escolares de acuerdo con las exigencias que ello implica. Sin embargo, es importante que tengan en cuenta que existen redes de apoyo a su alrededor y personas que pueden acompañarlos para generar formas de afrontar lo vivido ”, dijo.

En nuestro país, casi 31 millones de jóvenes entre 15 y 29 años, rango establecido por INEGI, son susceptibles a diferentes dilemas físicos y emocionales, derivado del confinamiento, como el aislamiento impuesto y la cancelación de sus rutinas habituales, incluidas las actividades recreativas y la interacción con sus compañeros; Esto ha generado en ellos ciertas alteraciones e incluso dolor ante la pérdida de un familiar, amigo o conocido.

El especialista en psicología clínica, señaló que se suma la angustia por el desempleo o la situación económica que atraviesa la familia; y en otros casos los problemas aumentan con situaciones de violencia intrafamiliar, pero también con el distanciamiento de las parejas, aspecto más común entre los jóvenes.

Entre las repercusiones más claras de este distanciamiento físico y social está el desinterés que experimentan al no tener un motivo explícito para levantarse, como ir al colegio, salir con amigos o pareja. Esto provoca cambios en los horarios de sueño e incluso en los hábitos de higiene, como el baño.

“La incertidumbre, pero también el hecho de reprimir o prohibir determinadas actividades e imponer el uso de mascarillas, puede impactar a los jóvenes hasta tal punto que resistan estas prohibiciones, que al final también impactarán en el número de contagios”.

Lo importante, dice la Dra. Isabel Stange, es tener en cuenta que en algún momento todos vamos a experimentar síntomas generados por el aislamiento, para lo cual se deben dirigir acciones de intervención inmediata, basadas en la atención oportuna de los servicios de salud y la autogestión. cuidado, para detener estos trastornos leves o moderados.

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Así, El autocuidado lleva a asumir la responsabilidad de establecer y mantener la salud.; es decir, asumir actitudes que garanticen el bienestar personal, pero también el de los demás, ya que éste está estrechamente relacionado con las redes familiares y de apoyo social.

El académico apuntó que todas las personas tienen la capacidad de afrontar situaciones complejas, “resiliencia”, por lo que basta con reflexionar y saber que se pueden solucionar, o adaptarse y aprender a convivir con la situación.

“Los jóvenes tienen que reflexionar sobre sí mismos y formar parte del autocuidado

consiste en analizar cómo se encuentra su estado físico, emocional, nutricional, espiritual y conductual. Es decir, analizar cómo es a nivel general. Esto se puede hacer con un ejercicio de escala numérica para determinar parámetros y niveles de alerta, con el fin de evaluar si es necesario recurrir al apoyo profesional ”.

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