Con el descenso completado, el Espanyol aún no puede liberarse de la presión que lo ha perseguido durante todo el recorrido para defender el orgullo del club. Por el contrario, contra Eibar protagonizaron un nuevo grotesco. Una lástima que ya alcanza tintes históricos y que amenaza poner en peligro el proyecto de la próxima temporada cuando ni siquiera ha nacido. La entidad de los Azules y los Blancos vive en un mundo al revés y terminará por última vez. Quien debe liderar el proyecto en segundo lugar, Rufete, está sufriendo un desgaste profundo para ser señalado, quién sabe si es irreversible, por su pobre gestión pasada y presente. Desde su llegada al banco, el equipo no solo no ha recuperado el orgullo, sino que ha estado completamente a la deriva. Siete derrotas consecutivas (dos heredadas de Abelardo) en juegos recientes han llevado al equipo a establecer un nuevo récord negativo. Es el peor Espanyol de la historia y hay dos juegos por delante para que la pesadilla termine.
El anterior estuvo marcado por un tirón en los oídos de Rufete, quien filtró información sobre el contrato de De Tomás. En medio de una profunda crisis deportiva, las batallas internas no parecen ser las más apropiadas. Ayer Rufete se disculpó con cualquiera que pudiera haberse ofendido y defendió la figura de José María Durán. El técnico retrocede después de cometer un grave error, quién sabe si debido a la enorme presión que sufre.
Totalmente desconectados del juego e infectados con una apatía preocupante, los hombres de Rufete firmaron su undécima derrota en casa de la temporada. Desde el principio, vivieron a merced de un Eibar que tenía tres juegos sin marcar, pero en Cornellà recuperó el apetito por el gol. Los de Mendilibar, que necesitaban la victoria para escapar del descenso, decidieron el duelo en la primera mitad con dos penas ingenuas de Víctor Gómez y Bernardo, típicas de aquellos que ya no contemplan la competencia a vida o muerte. Este Espanyol parece haberse convertido en ese saco donde los rivales golpean hasta que están locos por encontrar sus objetivos.
La reunión siempre fue lo que Eibar quería. Una lucha por espacios en los que el balón nunca fue el protagonista. La fórmula de Mendilibar dio sus frutos muy rápidamente. Eibar acusó al Espanyol y comenzó a buscar la parte de atrás de las alas. En una de estas acciones vino el primer error grave de los azules y los blancos. Inui cortó a Gómez y desvió la pelota con su mano voluntariamente. No se había alcanzado el minuto 30 cuando Edu Expósito hizo el primer penal. Sin apenas defensa, se condenaron nuevamente en una acción ridícula. Pero la prueba no terminaría allí. Antes del descanso, Bernardo trató de despejar una pelota aérea en el área con los brazos abiertos y repitió el error de Gómez. Esta vez, Diego López detuvo el disparo, pero el rechazo recayó en Edu Expósito, autor del disparo, para sentenciar el juego.
El partido podría haber terminado allí. En la segunda mitad, Rufete dio entrada a De Tomás y el Espanyol presionó más. Con más coraje que éxito, los periquitos encerraron a Mendilibar en su campo, quienes dieron el resultado tan bueno. Quedan dos partidos antes del final de la Liga y ya está claro que Rufete no ha logrado el objetivo para el que se llevó al equipo. El Espanyol se ha dejado ir por completo y continúa encadenando esperma tras esperma.
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