Dos meses antes de su inauguración con solo un puñado de vuelos confirmados, los trabajadores se apresuran a terminar un nuevo aeropuerto internacional para la Ciudad de México, uno de los proyectos emblemáticos del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Con dos pistas comerciales construidas en una base aérea militar en las afueras de la capital, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles está destinado a quitarle presión al aeropuerto Benito Juárez de la ciudad.
El centro existente, que manejó 36 millones de pasajeros en 2021, es uno de los más activos de América Latina.
Su ubicación en el este de la Ciudad de México es mucho más conveniente para muchos residentes de la capital que Felipe Ángeles, que se encuentra a unos 40 kilómetros (25 millas) al norte del distrito histórico de la capital.
Pero el aeropuerto Benito Juárez está mostrando su edad y manejó un récord de 50.3 millones de pasajeros en 2019 antes de la pandemia de covid-19.
El aeropuerto Felipe Ángeles, que lleva el nombre de un general de la revolución mexicana, ha estado envuelto en controversia desde el principio.
Después de asumir el cargo en 2018, López Obrador canceló otro proyecto aeroportuario lanzado por el gobierno anterior y que ya estaba completo en un tercio.
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Llamó al proyecto de $ 13 mil millones un “pozo sin fondo” plagado de corrupción y decidió en cambio convertir la base aérea militar de Santa Lucía en un segundo aeropuerto para la creciente capital mexicana.
López Obrador encargó al ejército -que también está involucrado en otros proyectos favoritos de su gobierno, como un tren turístico en la península de Yucatán- la supervisión de la construcción del nuevo aeropuerto a un costo de alrededor de 63,600 millones de dólares.
En una visita reciente al aeropuerto de Santa Lucía, se vio a los trabajadores de la construcción dando los toques finales al interior del nuevo edificio de la terminal, mientras que los limpiadores barrían los pisos y limpiaban las ventanas.
Los baños relucientes están decorados con imágenes de lucha y música tradicional de mariachi.
En otras áreas, especialmente en las vías de acceso que conectarán el edificio de la terminal con la carretera, decenas de trabajadores trabajaron con camiones y maquinaria para completar el proyecto a tiempo.
Un enlace ferroviario planificado para conectar el aeropuerto con la red de trenes suburbanos de la capital no está programado para completarse hasta la segunda mitad de 2023.
– ‘Dándole una oportunidad’ –
Alrededor del 87 por ciento de la construcción del aeropuerto se ha terminado a dos meses de la inauguración del 21 de marzo, dijo el capitán Diego Díaz Ávila, del cuerpo de ingenieros militares.
En su primera fase de operación, el nuevo aeropuerto podrá manejar 19,5 millones de pasajeros al año, dijo a la AFP.
Pero hasta ahora, solo las aerolíneas mexicanas de bajo costo Volaris y Viva Aerobus han anunciado planes para operar una pequeña cantidad de vuelos en el nuevo aeropuerto, la mayoría en Benito Juárez.
Aeroméxico, la aerolínea más grande del país, se ha negado a utilizar el nuevo aeropuerto en la fase inicial.
Las aerolíneas no están listas para trasladar operaciones significativas a la nueva terminal, dijo Brian Rodríguez, analista de aviación de la firma financiera Monex.
“Le están dando la oportunidad de operar allí para ver los costos, la demanda y qué tan rentable puede ser”, dijo.
Dado que Felipe Ángeles se encuentra fuera de la ciudad, las aerolíneas que utilicen el nuevo aeropuerto buscarán atraer a los varios millones de personas que viven en los alrededores, agregó Rodríguez.
AFP contactó a las principales aerolíneas internacionales que operan en México -British Airways, Air France, Iberia, Lufthansa y American Airlines- para consultarles si planean utilizar la nueva terminal.
Solo American Airlines respondió, diciendo que no había cambios en 13 vuelos diarios entre la Ciudad de México y Estados Unidos.
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