El asesinato del candidato a la presidencia de Ecuador, Fernando Villavicencio, ha generado conmoción en el país y ha llevado a la declaración del estado de excepción. Villavicencio, periodista y diputado por Alianza Honestidad, era también el candidato del Movimiento Construye para las próximas elecciones del 20 de agosto.

Villavicencio era conocido por sus investigaciones periodísticas sobre corrupción y su enemistad con el expresidente Rafael Correa. Durante su carrera, denunció casos de corrupción y complicidad con el crimen organizado durante los gobiernos de Lenín Moreno y Guillermo Lasso.

El Ministerio de Interior ha informado que los asesinos son un “grupo de sicarios” de nacionalidad colombiana. Uno de ellos fue abatido por las fuerzas de seguridad, mientras que otros seis han sido detenidos. Se sospecha la implicación de grupos criminales como Los Choneros y Los Lobos en el asesinato.

Ante estos hechos, el Movimiento Construye ha solicitado a la ciudadanía no difundir falsos mensajes de audio y vídeo relacionados con el asesinato. Además, ha calificado a Villavicencio como un “mártir de la lucha contra las mafias y la narcopolítica”.

Este trágico suceso ha conmocionado a Ecuador y ha puesto de manifiesto la urgencia de combatir la corrupción y el crimen organizado en el país. El asesinato de Villavicencio destaca la importancia de la libertad de expresión y el papel fundamental de los periodistas en la denuncia de la corrupción y la defensa de la democracia.

Las autoridades ecuatorianas han anunciado que se llevará a cabo una exhaustiva investigación para esclarecer los motivos y responsabilidades en este crimen. Mientras tanto, el país se encuentra en estado de excepción, tratando de garantizar la seguridad y preservar el orden público en este momento tan difícil.

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El asesinato de Fernando Villavicencio es un duro golpe para la democracia en Ecuador y un recordatorio de los desafíos que enfrenta el país en su lucha contra la corrupción. El legado de Villavicencio como periodista y defensor de la verdad debe ser honrado, y su muerte debe servir como un llamado a la unidad y la determinación en la búsqueda de un Ecuador mejor y más justo.