El Parlamento de Seúl aprueba de manera unánime la prohibición del consumo de carne de perro
El Parlamento de Seúl ha tomado una decisión histórica al prohibir el consumo de carne de perro en todo el país. Esta nueva ley establece pena de hasta tres años de cárcel para los criadores de perros destinados al consumo humano, así como dos años de prisión para los distribuidores.

La medida, que ha sido elogiada por organizaciones de derechos de los animales en todo el mundo, tiene como objetivo poner fin a la industria cárnica canina, que lleva en funcionamiento en la semiclandestinidad durante 45 años. Según las estimaciones oficiales, existen actualmente medio millón de perros enjaulados en el país, destinados a ser sacrificados y cocinados.

La nueva ley también contempla un periodo de gracia de tres años y ayudas económicas para que aquellos involucrados en el negocio de la carne de perro puedan cambiar de actividad y poner fin a esta práctica. Se espera que esta medida impulse un cambio significativo en la industria, que es cuatro veces mayor de lo estimado oficialmente.

Según los informes, los consumidores de carne de perro en Corea del Sur son principalmente hombres mayores, aunque en los meses de verano, la sopa de perro es popular entre un público más amplio. Sin embargo, esta tendencia está disminuyendo con el tiempo, ya que las generaciones más jóvenes consideran esta práctica inhumana.

Aunque la prohibición de la carne de perro es un avance importante para el bienestar animal, cabe señalar que en otros países asiáticos como India, Vietnam e Indonesia también se consume esta carne, aunque en menor medida. Sin embargo, la decisión del Parlamento de Seúl es un precedente importante y puede alentar a otros países a tomar medidas similares en el futuro.

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En los últimos años, Corea del Sur ha visto un aumento en las propuestas legislativas para prohibir el consumo de carne de perro, pero ninguna había tenido éxito hasta ahora. Esta nueva ley marca un hito importante en la lucha por los derechos de los animales y muestra que la sociedad está cada vez más consciente del trato inhumano a los perros en la industria cárnica.