El fútbol es un juego, un entretenimiento. Hasta que te enfrentes a Getafe de Bordalás, un equipo duro y sofocante como pocos que empuja a los oponentes al límite. La antítesis de Villarreal, que lentamente te sofoca y te desespera con suavidad y pausa. En la batalla de los diálogos entre estoicos y epicúreos, prevaleció la concepción hedonista de todo Castellón en su versión más sufrida, respaldada por dos penas atrapadas con pinzas que Cazorla resolvió con suficiencia. Villarreal tiene el boleto europeo a la mano y sueña con la Liga de Campeones. Getafe, ha perdido automatismos, permanece estancado y tendrá que remar en los próximos tres días para sellar su regreso a la segunda competencia continental.
El taller creativo de Villarreal es su centro de campo. Y Bordalás decidió ahogarlo, reforzándolo con una pieza más, dejando a Mata, sin que Jorge Molina fuera castigado por acumular advertencias, solo contra la defensa amarilla. Anguissa pronto comprobó el mal humor de Getafe. En una colisión con Olivera, el uruguayo clavó los clavos en la espinilla del camerunés, que no recibió castigo. No era un juego para jóvenes. Villarreal no quería que Getafe llevara el juego a su campo e inicialmente trató de no caer en las provocaciones de los jugadores de Madrid que anotaron terreno con cinco faltas en los primeros minutos.
El balón era el aliado amarillo y trató de retenerlo para moderar el espíritu de los azulones que no llegaron al área de Asenjo ni lucharon por su cuenta. Hasta que Ontiveros disparó un tiro lejano que salió a un pie fuera de la portería de Soria que golpeó el poste para evitar el gol. Por impulso, Getafe se detuvo siendo más reconocible. Arambarri pudo adelantar a los Azulones después de ingresar al área y disparar a la cruz.
Con la intensidad de la bandera, Getafe intentó arrinconar a Villarreal al comienzo del segundo acto. Los de Calleja, con orden defensiva, se mantuvieron firmes. Y encontró aliento y oro cuando los de Bordalás dejaron que Cazorla pensara. El asturiano, con tiempo y metros para avanzar, lanzó un pase al espacio detrás de la azulona detrás y dejó a Moi Gómez solo contra David Soria, quien derribó al jugador del equipo amarillo dentro del área. Con dudas, el VAR confirmó la pena máxima ordenada por el árbitro. Cazorla, con habilidad, tenía razón desde once metros.
Bordalás envidió con la entrada de Portillo y Hugo Duro. Y entre ambos hicieron el empate, después de un centro del mediocampista después de rebotar una esquina en corto y el tiro de cabeza del equipo juvenil que se encontró solo ante el error general de la defensa amarilla.
Con Getafe creciendo, una vez más una acción controvertida, Arambarri tocó ligeramente a Moi Gómez cuando el amarillo intentó centrarse en el área de David Soria. El VAR advirtió que la acción era punible. Y Cazorla, nuevamente engañando a Soria, anotó el penal y su décimo gol de la temporada. Getafe no tuvo respuesta y Peña le puso el encaje. El Bordalás no se sentó bien con la derrota y hubo ira al final del partido.
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