La Embajada de Estados Unidos en Rusia emitió una alerta sobre un posible ataque terrorista en Moscú por parte del Estado Islámico el pasado 7 de marzo. Según la información proporcionada, el grupo terrorista ISIS-K, con sede en Afganistán, tenía planes de llevar a cabo un atentado en la capital rusa.
A pesar de las advertencias, las autoridades rusas decidieron ignorar la alerta, argumentando que se trataba de un intento de intimidar a la población. El presidente Putin calificó la alerta como un “chantaje evidente” y una “provocación”, rechazando cualquier tipo de interferencia en asuntos internos del país.
A pesar de los incidentes relacionados con ISIS reportados en días anteriores, las autoridades rusas no tomaron medidas preventivas hasta que los servicios de seguridad rusos neutralizaron a una célula de la organización Vilayat Khorasan que planeaba un ataque a una sinagoga en Moscú.
Ante este ataque, Estados Unidos ha expresado sus condolencias al pueblo ruso por las víctimas y se solidariza con ellos en este momento tan difícil. A pesar de la tensión entre ambos países por la invasión de Ucrania, Estados Unidos condena rotundamente el ataque terrorista en Moscú y se compromete a colaborar en la lucha contra el terrorismo internacional.