El empresario Kike Sarasola ha enviado un video a sus empleados diciéndoles que varios de ellos han presentado “excusas” para regresar al trabajo mientras estaban en un archivo de suspensión temporal de empleo (ERTE). “Caballeros, no están de vacaciones, están en un ERTE”, dice indignado, después de explicar que el departamento de Recursos Humanos de su empresa le ha dicho que hay trabajadores que han argumentado que “están de vacaciones, es muy malo para ellos “cuando han sido llamados a volver al trabajo, según el video al que EL PAÍS ha tenido acceso.

A medida que pasan los poco más de dos minutos del video, puedes ver cómo crece la ira de Sarasola. Comienza explicando que han cerrado un hotel en México (Valentina), que la compañía no ha pagado nada “cero” durante estos meses y que aún está completando el salario de los trabajadores afectados por ERTE. Y a partir de aquí comienza a contar “las excusas” que algunos hicieron para volver al trabajo. Al final, se las arregla para emitir una advertencia amenazante: “A medida que me enteré de que alguien está haciendo una excusa para volver a trabajar, mi actitud cambiará radicalmente. Y me molestaría mucho que algunos tengan que pagar mucho ”.

Como regla general, una persona afectada por una suspensión de trabajo no puede negarse a regresar a su trabajo, explican los expertos laborales consultados por este periódico. “Hay un deber de unirse cuando la compañía lo dice”, dice el profesor de Derecho Laboral de la Universidad Complutense, Jesús Lahera, un punto en el que los otros expertos en derecho laboral pidieron estar de acuerdo.

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Sin embargo, hay excepciones. Lo más claro sería que el empleado esté con licencia por incapacidad temporal. Las vacaciones, por otro lado, no estarían entre esas advertencias. Aunque esto también tiene sus matices. Uno, que se acordó previamente, aclara el profesor Adrián Todolí, de la Universidad de Valencia. El período de descanso pagado debe ser acordado entre las dos partes con al menos dos meses de tiempo. Al preguntarle al respecto, Sarasola responde que este acuerdo aún no se ha alcanzado. Además, durante el tiempo en que se aplica un ERTE en el que se suspende el contrato de trabajo, no en el caso de reducciones en las horas de trabajo, el derecho de vacaciones no se acumula, es decir, no se generan días de descanso remunerados.

A pesar de esto, Bernardo García, abogado de la UGT, expresa objeciones por considerar que los derechos laborales pueden estar siendo violados y por “el tono paternalista”. Este abogado también admite que un empleador, como regla general, tiene el poder de decidir cuándo se une un trabajador afectado. Incluso señala que es una obligación intentar reactivar la empresa y, por lo tanto, reincorporar al personal. Sin embargo, cree que las palabras del hotelero exceden la norma porque “generaliza el reproche y la imputación, y no identifica las circunstancias en las que imputa”.

En una conversación con este periódico, el empresario admite que podría haberse equivocado. “¿Qué hice mal porque me enojé? Lo mismo”, responde, después de mostrar su sorpresa de que este video haya llegado a la prensa y no a otros diez con contenido diferente que había enviado previamente al personal. Lo define como “una llamada de atención”. Subraya que lo que está haciendo es “tratar de reactivar la empresa” y agrega que después del video recibió el apoyo de “todos, de los 28 gerentes de hotel”.

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La cadena hotelera Be Mate cerró muchos de sus establecimientos durante los meses más duros de la pandemia, otros los mantuvieron abiertos a los baños de las casas y aplicó un ERTE por fuerza mayor al 80% de una fuerza laboral de aproximadamente 1.300 trabajadores. Según Sarasola, la compañía completó el salario de los empleados “para que no pierdan poder adquisitivo”. La ley establece que los afectados por estos archivos son pagados por SEPE el 70% del salario y es la opción de la empresa, en negociación con sus trabajadores, completar esta remuneración.

“Tenemos que abrir muy rápido porque las reservas están llegando”, dice Sarasola, y ahí es donde descubrió que “varios, uno, dos, tres, cuatro” empleados han dificultado la reunión, según su versión. Y de ahí el video. ¿Cuántos? No especifica más.