Uno de los principales objetivos del gobierno chileno de Gabriel Boric es restablecer el uso de trenes en el país, el más largo del mundo con 2670 millas (4300 kilómetros) de costa pero cubierto por ferrocarril. El alcance es de solo unas 500 millas (800 millas) km). Como parte del plan, el gobierno y la Empresa Nacional de Ferrocarriles de Chile (EFE) dieron a conocer dos de los seis trenes que formarán parte de una flota que unirá la capital, Santiago, con la ciudad de Chillán, a 400 kilómetros (250 millas) de Chile. Sur. Los nuevos trenes pueden alcanzar velocidades de hasta 99 millas (160 kilómetros) por hora, reduciendo un viaje de cinco horas a tres horas y 40 minutos.
La ruta Santiago-Chilán es una de las dos rutas interregionales de Chile y la única red de largo recorrido con operación regular. Su flota actual de seis trenes, capaz de alcanzar velocidades de hasta 87 mph (140 km), ya es la más rápida de América del Sur. El segundo lugar del ranking lo ocupa el servicio ferroviario argentino que conecta Buenos Aires y Mar del Plata, un viaje de 414 kilómetros (257 millas) que demora 5 horas y 36 minutos, según EFE.
Ferrocarriles Nacionales de Chile, que forma parte del Ministerio de Transporte, invirtió $70 millones para construir seis trenes de alta velocidad, que serán construidos por la constructora China Railway Rolling Stock Corporation (CRRC). El proyecto fue aprobado en 2020 bajo el gobierno derechista de Sebastián Piñera. Una gran característica de los trenes es que pueden cambiar automáticamente de eléctrico a diésel. Actualmente, los trenes chilenos funcionan con diesel o electricidad.
Los primeros dos trenes llegaron al Puerto de San Antonio en el área de Valparaíso cerca de San Diego a principios de marzo. Los trenes ahora se someten a un proceso de calibración y prueba de seis meses. Están programados para comenzar operaciones en el tercer y cuarto trimestre de 2023. Los cuatro trenes restantes llegarán a Chile a mediados de año. Una vez combinados, su plan es reemplazar los trenes existentes en la ruta Santiago-Chelan. Los antiguos trenes se utilizarán para otros servicios.
La alta velocidad y los bajos costos de mantenimiento de la nueva flota le permitirán brindar 12 servicios diarios, el doble de la cantidad actual, indicó el Ministerio de Transporte. Según su previsión, tras la apertura de los seis trenes de alta velocidad, el volumen anual de pasajeros aumentará de 315.000 a 800.000.
En una presentación esta semana, el presidente de EFE, Eric Martin, dijo que los trenes formaban parte de un proyecto más amplio que incluía “la rehabilitación de 12 estaciones, mejoras a los estándares de las vías y un moderno centro de mantenimiento”.
El secretario de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, agregó que los trenes “más rápidos y modernos” de Sudamérica ofrecerán diferentes servicios. Algunas servirán para más viajes con escalas, uniendo no solo las capitales regionales sino también las ciudades de San Javier, San Carlos y Parral, donde nació el poeta Pablo Neruda en 1904.
La modernización de la vía férrea Santiago-Chilán forma parte del proyecto “Ferrocarriles Chilenos”, que da continuidad a un plan desarrollado por el gobierno de Piñera en 2019. El plan tiene como objetivo triplicar el número de pasajeros del tren a 150 millones y duplicar la capacidad de carga entre 10 millones y 20 millones de toneladas.
El uso de trenes en Chile ha fluctuado históricamente, alcanzando su punto máximo en 1972 bajo el gobierno de Salvador Allende con 27,5 millones de pasajeros. Durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), desaparecieron más de la tercera parte de las vías férreas del país. La red ferroviaria del centro de la ciudad se ha fortalecido desde la década de 2000, pero el país aún tiene que realizar su sueño de tener un tren que conecte los países sudamericanos.
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