CIUDAD DE GUATEMALA – (AP) – Una inmigrante local acusada de secuestro y encarcelada en la ciudad fronteriza del norte de México fue sentenciada a cadena perpetua después de pasar más de siete años en prisión sin juicio.Rose regresó a su Guatemala natal como una mujer libre.

Un tribunal mexicano ordenó el sábado la liberación inmediata de Joanna Alonzo Santizo, de 35 años.

El titular de la Defensoría Pública Federal de México, Netzi Sandoval, dijo que el tribunal dictaminó que no había pruebas permanentes en su contra.

Sandoval, cuya oficina se hizo cargo de la defensa de Alonzo en 2021, afirma que fue torturada y obligada a firmar una confesión que no entendía porque no podía hablar español.

Dijo que la mujer Maya Chaj había dejado su ciudad natal de San Mateo Actatan en 2014 para tratar de emigrar a los Estados Unidos. Fue detenido por funcionarios de inmigración en la ciudad fronteriza mexicana de Renosa, uno de los principales focos de contrabando en McAllen, Texas y el estado de Tumilopas.

Sandowall dijo que la policía lo acusó de secuestro y lo encarceló. Dijo que las acusaciones no habían sido traducidas a su idioma elegido hasta este año.

Nunca ha sido condenado, nunca ha sido juzgado y actualmente se encuentra bajo “custodia previa al juicio”.

Su campaña por la independencia fue apoyada por grupos nacionales e internacionales, y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y la Fiscalía de Tumilopas retiraron los cargos en su contra.

“Es un caso completamente siniestro. Se le han violado todos sus derechos porque es mujer, es nativa, es refugiada, es pobre y no habla español”, dijo Sandoval.

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Una emocionada Alonzo fue recibida por su familia en el aeropuerto de la ciudad de Guatemala el domingo y cayó en los brazos de su padre y su tío. Sus familiares la ayudaron a transformarse de jeans a ropa regional tradicional.

“Es fácil ir a la cárcel, pero es difícil salir de ella”, dijo Alonzo, interrumpiendo al español, que había aprendido en prisión.

“No somos piedras, no somos cosas de plástico”. agregó.

Pedro Alonso, un tío, dijo que emigró con la esperanza de ayudar a su familia.

“Su culpa fue no poder hablar español. ¿Quién pagará por esta mancha?” Ellos dijeron.

Según cifras del gobierno federal mexicano, el 43% de los presos en el país no han sido condenados ni sentenciados.