Los esfuerzos de Brasil para cerrar Telegram son parte de un esfuerzo más amplio para combatir la desinformación y las mentiras sobre el sistema electoral del país.
Bolsonaro y sus aliados han presionado a sus seguidores en línea después de que aplicaciones populares como Twitter y Facebook de Meta eliminaran publicaciones que contenían información falsa sobre COVID-19 y promovieran remedios no probados en la plataforma con sede en Londres.
El líder de extrema derecha afirmó que la prohibición podría afectar a unos 70 millones de brasileños que dependen de la plataforma. No citó fuentes para las estimaciones de los usuarios.
El fiscal general Bruno Bianco impugnó la orden adoptando una medida cautelar ante el Tribunal Supremo.
El fundador y CEO de Telegram, Pavel Durov, dijo que el fallo fue simplemente el resultado de una falta de comunicación y que la plataforma estaba luchando por cumplir con la orden del tribunal.
“En nombre de nuestro equipo, pido disculpas a la Corte Suprema de Brasil por nuestra negligencia. Definitivamente podemos hacerlo mejor”, dijo en un comunicado en el canal Telegram.
El Sr. Durov solicitó al tribunal que retrasara la prohibición de la representación legal en Brasil y creara un marco para futuras solicitudes.
Si bien WhatsApp, propiedad de Facebook, sigue siendo más popular en Brasil, una encuesta del año pasado encontró que más del 50 por ciento de los usuarios de teléfonos inteligentes habían descargado Telegram.
Telegram se ha convertido en la aplicación de redes sociales preferida de Bolsonaro en los últimos meses y ha acumulado 1,1 millones de seguidores después de las afirmaciones de que las grandes empresas de tecnología lo estaban reprimiendo.
Los críticos dicen que Telegram se ha convertido en un paraíso para las teorías de conspiración y el vitriolo.
El tribunal le dio a la empresa cinco días para cumplir con la orden o enfrentar una multa.
El sábado, el juez Moras dijo que la empresa no había cumplido por completo con la orden judicial y aún tenía que excluir publicaciones del canal de Bolsonaro. La Corte Suprema le dio 24 horas para cumplir con el fallo.
Telegram todavía estaba disponible en Brasil a través de Google Play el sábado por la mañana. Las autoridades brasileñas cerraron temporalmente YouTube en 2006 y WhatsApp en 2016.
En agosto, el juez Moraes ordenó a las empresas de redes sociales eliminar las publicaciones que contenían detalles ampliamente compartidos de una investigación policial sellada de 2018, que Bolsonaro publicó como evidencia hipotética de que los sistemas de votación podrían haber sido pirateados.
El tribunal electoral de Brasil, que supervisa la votación, ha negado las acusaciones. Las autoridades han tenido problemas para conectarse con Telegram, que es popular entre activistas y disidentes por su anonimato y su capacidad para construir una gran base de usuarios.
Bolsonaro trató de sembrar dudas sobre la integridad de las próximas elecciones federales en octubre, reforzando sus afirmaciones sin fundamento de que las máquinas de votación electrónica podrían estar manipuladas, lo que generó preocupaciones sobre un resultado disputado.
Bloomberg
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