Ahora que ha vuelto la calma, es hora de hacer un balance. Después de llegar a Durban, un fuerte olor a plástico quemado se extendió al medio ambiente. Provenía de una planta química que se incendió durante el robo. Fue una de las ocho fábricas destruidas durante los disturbios en el país. Dichos daños pueden provocar una contaminación continua de la costa.

En otros lugares, las ruinas de los centros comerciales quemados indican la magnitud del daño. 160 sitios fueron destruidos en todo el país. Tardarán varios meses en volver a abrir.

En la ciudad de Inanda, al norte de Durban, los residentes se movilizaron para limpiar las ruinas de centros comerciales y gasolineras. Hace dos semanas, en un reportaje en el mismo lugar, ya no nos dábamos cuenta de cuáles eran los pulmones económicos de cientos de clientes, comercios y vendedores ambulantes.

Por razones de seguridad, el Bridge City Mall debe inspeccionarse antes de permitir cualquier trabajo de limpieza. El dueño de un supermercado, Nick Lorenz, ya sabía que la pérdida era muy grave. “Saquearon la tienda por completo, se robaron todo, equipo, reservas … Aparentemente en Bridge City, prendieron fuego a una parte del centro comercial. Ahora todo el mundo está perdido, no sabemos cuándo las cosas volverán a la normalidad ,” él explicó.

Después de que el presidente Cyril Ramaphosa asistiera a Durban el viernes, varios miembros del gobierno estuvieron en KwaZulu-Natal este fin de semana. Entre ellos, Nokawi Maf, viceministro de Deportes. “La ciudad de Durban se vio muy afectada”, admitió. Solo necesitas caminar para verlo. De los más de cien centros comerciales destruidos, sabemos que la gran mayoría están en KwaZulu-Natal. Debemos tomarnos las cosas demasiado a la ligera, ya sea en el Congreso Nacional Africano o en el gobierno, aquí es donde nos encontramos hoy, en medio del desastre “.

READ  Misa del Papa inundada en capital de RDC | Noticias de religión

Fueron saqueados 160 centros comerciales, 11 almacenes, 8 fábricas y cerca de 100 licorerías en todo el país.

Los habitantes de las zonas residenciales que han sobrevivido a la catástrofe no relajan su vigilancia. Permanecen movilizados en el puesto de control las 24 horas del día. Aunque la situación doméstica se ha calmado, el miedo a los depredadores sigue siendo muy fuerte.