Dos años después de la celebración de la consulta ilegal del 1-O y la frustrada declaración de independencia, ninguna de las grandes empresas que trasladaron su sede fuera de Cataluña ha regresado, excepto Agbar. Los efectos del vuelo de más de 5.400 empresas desde 2017 son, en cualquier caso, menores, según los expertos, ya que por ahora los centros de producción no se han movido. El impacto de proceso En la economía catalana, que sufre la desaceleración mundial, se ha limitado por ahora a una caída en el consumo y el turismo.

Entre 2017 y el primer semestre de este año, un total de 5.454 empresas trasladaron su sede fuera de Cataluña, mientras que, en el mismo período, 1.374 empresas se trasladaron al territorio catalán desde otras comunidades. Los datos del Colegio de Registradores de España recogen el goteo de compañías que, desde la crisis política de octubre hace dos años, optaron por ubicar su sede fuera de Cataluña por temor a los efectos de una ruptura con los marcos legales español y europeo. En estas estadísticas, Madrid aparece como la segunda comunidad en número de compañías que se van (1,279 hace dos años y 1,263 por última vez), pero también es la que recibe la mayoría de las compañías, unas 2,500 cada año.

Ninguna de las grandes empresas catalanas que cotizaron en su domicilio social ha regresado, Excepto Agbar, que lo hizo en septiembre de 2018. Los otros, Caixabank, Banco Sabadell o Naturgy, entre otros, no consideran un retorno y actualmente eligen mantener su decisión.

A pesar de la transferencia de la sede corporativa, las empresas mantuvieron los centros de producción en el territorio. Pero uno de los efectos de la medida es que las inversiones extranjeras en las empresas se enumeran como realizadas en la comunidad donde se encuentran las oficinas centrales. Así, en 2018 la entrada de capital extranjero cayó un 11,7% en Cataluña. Además, según Salvador Guillermo, director del área de Economía de la asociación Foment del Treball, el traslado se llevó parte de la actividad que conllevaron las reuniones, como la reserva de hoteles, transporte o restaurantes. Además, según Guillermo, algunas compañías han optado por contratar servicios de administración donde se encuentran las oficinas centrales.

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Sin embargo, el efecto negativo fue menor de lo esperado. “Pudo haber sido peor, pero hubo un cierto impacto económico, especialmente en el turismo, que luego se recuperó, o con la sede de las empresas que se fueron o la reducción de los depósitos bancarios”, explica Oriol Amat, profesor de Economía de Pompeu Fabra. Universidad. Amat, quien fue diputado de Junts pel Sí en el Parlamento, prescribe “diálogo” para resolver el conflicto y mejorar el turismo, regresar a la sede y atraer inversiones extranjeras. El Departamento de Negocios de la Generalitat, que rechazó dar incentivos a las empresas para que regresen, sostiene que “1-O no tuvo impacto en la economía” y defiende que las exportaciones catalanas y la inversión extranjera han vuelto a crecer en el primer semestre de este año.

El turismo fue el sector más afectado, aunque ya muestra signos de recuperación. Cayó un 6,5% en el último trimestre de 2017, marcado por la crisis política pero también por los ataques terroristas en Barcelona y Cambrils, pero se recuperó. Según los datos de turismo internacional publicados ayer por el INE, Cataluña es la comunidad líder en la recepción de turistas extranjeros, con un crecimiento del 0,7% entre enero y agosto en comparación con el mismo período del año anterior. El turismo nacional también sufrió una caída en 2018, no tanto en los viajeros (cayó 1.7%) como en las pernoctaciones (disminuyó 5.1%), pero ha crecido nuevamente hasta ahora en 2019.

En los otros indicadores, la economía catalana muestra, desde el cuarto trimestre de 2017, un enfriamiento superior a la media española. Según los datos del Instituto Catalán de Estadística (Idescat), ya ha acumulado tres trimestres con un progreso por debajo del promedio nacional, la tendencia opuesta a la mostrada por la Comunidad de Madrid. El PIB catalán creció un 2% interanual en el segundo trimestre de 2019, el mismo porcentaje que en los tres meses anteriores. Este crecimiento es tres décimas menos que la media española. El PIB de la Comunidad de Madrid creció más que la media, un 3,3%. La Unión Europea en su conjunto se sitúa en el 1,4% y la eurozona en el 1,8%.

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Los expertos lo explican, más que para el proceso, debido al impacto en la industria, que tiene más peso en Cataluña que en otras comunidades, de la desaceleración mundial y las guerras comerciales. Para explicar la diferencia con Madrid, el economista jefe de BBVA Research, Pep Ruiz, argumenta que la economía catalana se ha especializado más en turismo e industria, sectores cuya desaceleración afecta negativamente el PIB catalán. “La capacidad de atraer inversión extranjera o recursos humanos también explica este diferencial”, agrega.